Cuatro efectos negativos del teletrabajo en la salud mental a largo plazo

Aunque la implantación del teletrabajo ha traído consigo innumerables ventajas en el entorno laboral, también ha acarreado numerosos problemas psicológicos. La soledad, la ansiedad o el estrés prolongado son sólo algunas de ellas.

Aunque son varios los estudios que han destacado los beneficios del teletrabajo, hay también muchas facetas que oscurecen su aplicación en las empresas, al menos en esta etapa tan temprana desde su implantación.

Debido a su necesidad en las circunstancias actuales, y así fue durante meses, muchos empleados de diferentes empresas fueron capaces de adaptarse a los nuevos ritmos y acomodarse a las posibilidades que aportaba el trabajo remoto, ya fuese al reducir su tiempo de desplazamiento, mejorar su espacio de trabajo, agilizar reuniones, etc. Pero todo un tiene un precio.

¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando trabajas más de 40 horas a la semana?

Estas son sólo algunas de las cosas buenas que ha traído consigo el teletrabajo, pero lo que no se ha popularizado tanto son las consecuencias psicológicas que acarrea una cultura de trabajo que, por muy bien que se haga, no puede sustituir del todo al contacto presencial, sobre todo a largo plazo.

Por lo pronto hay varias señales preocupantes, o al menos ciertos patrones comunes que predicen las consecuencias negativas del trabajo a distancia prolongado. Estas son las principales:

Soledad

El aislamiento es un problema, el teletrabajo no ayuda a arreglarlo.

Cuando las empresas no ponen a disposición del empleado las redes de apoyo adecuadas, el teletrabajo termina por fomentar una cultura de la desconexión y, en última instancia, el trabajador corre el riesgo de sentirse solo. Más cuando no puede salir a la calle.

Esta situación deja a la vista que no todos los directivos ni todas las empresas están preparadas para hacer la transición de la gestión analógica a la del teletrabajo. Para empeorar las cosas, la crisis puede aumentar las desigualdades existentes, perjudicando más a las mujeres y a los grupos minoritarios.

Ansiedad

La incertidumbre desencadena la ansiedad. Por mucho que se hable de agilidad, adaptabilidad, abrazar la novedad y prosperar en un mundo desconocido, la mayoría de los seres humanos no están preparados para adaptarse a tantos cambios estructurales en tan poco tiempo.

Ante la ausencia de familiaridad lo lógico es sentirse inseguro, y cuando no se ve una forma de hacer planes a futuro, afloran la incomodidad y la impotencia. El teletrabajo en sí mismo no es lo problemático, pero sí lo es cuando se suma a no saber cuándo terminará, porque imposibilita planear la vida en general. La indecisión, en este caso y en tantos ámbitos de la vida, termina por generar ansiedad.

Estrés

Los cambios de cualquier tipo generan ansiedad y estrés. Así, existe una gran diferencia entre las personas que abrazaron el trabajo a distancia antes de la crisis y las que simplemente se vieron obligadas a adoptarlo a partir del confinamiento.

Si tu nueva normalidad se parece mucho a la antigua, estás de suerte. Pero lo cierto es que la mayoría de las personas no entran en esta categoría, y los afectados probablemente tengan o hayan tenido un efecto dominó negativo una vez se dieron cuenta de que todos estos cambios venían para quedarse.

Falta de adaptabilidad

No es posible borrar el tren evolutivo y reemplazar millones de años de interacción en persona con un par de charlas por Zoom, Skype o Google Meet. Estas herramientas ayudan, claro, y permiten recrear cierto grado de experiencias cara a cara gracias a la tecnología, pero no pueden compararse —ni sustituir— a un ser humano sentado frente a ti.

De hecho, es curioso pensar que la mayor parte de la tecnología que aprovechamos, incluso de la que disfrutamos, sirve para replicar experiencias de la vida real, pero claro, hay diferencias. Al fin y al cabo, el contacto virtual es sólo eso, un sustituto barato del contacto real, y la mayoría sigue sin sentirse del todo cómoda al tener que abordar charlas por internet o por teléfono.

Una luz al final del camino

Dejar claro que el trabajo a distancia tiene muchas ventajas, prueba de ello es que el 37% de la fuerza laboral mundial lo había adoptado incluso antes de la pandemia, pero también es necesario poner el foco en las sombras. Las investigaciones académicas y los datos a gran escala han esbozado desde hace mucho tiempo los principales beneficios del teletrabajo, desde el aumento de la productividad y el equilibrio entre el trabajo y la vida privada hasta la reducción de costes.

En otros órdenes, el teletrabajo contribuye a mejorar la congestión del tráfico y, con ello, el medio ambiente. Por otro lado, se puede tener la esperanza de que el gran restablecimiento virtual obligue a las empresas a mejorar su capacidad para medir el rendimiento de los empleados, saneando y esterilizando las políticas de la oficina, haciendo los ascensos más meritocráticos y centrados en el talento.

Fuentes: https://www.ticbeat.com/empresa-b2b/cuatro-efectos-negativos-del-teletrabajo-en-la-salud-mental-a-largo-plazo/

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